lunes, 7 de mayo de 2012

Carta Abierta

A quien corresponda,
Aprovecho en saludarlos a la distancia y a la espera,
Como esa esperanza en bruto que nos tiene y nos detiene sentados en esa cómoda hamaca en donde nos contempla la historia y observa como nos dedicamos a ver si pasa algo, mientras nos cuelgan sacos llenos de reclamos y pecados.
Desde la que nos reclama que el mundo está mal y nos culpa, culpa y nos reclama que somos indiferentes, esa repugnante acusación con la que siempre joden los ancianos a los jóvenes.

Y parece que no se mueve,
que permanece como el mar en un día de pausa,
de viento que muere,
como esos días que el mar parece un espejo y no se mueve,

así que parece que perdemos el tiempo hablando, pero no lo estamos perdiendo, lo estamos invirtiendo, usando esa palabrita que les encanta a los banqueros y a los políticos de alto puesto.

La revolución se alimenta de ganar tiempo, mientras que la bestia que nos resucita de cada fantasía en la que morimos y se alimenta de nosotros a través de infectarnos con esporas del asqueroso hongo del banquero.

Esa bestia miserable que prefiere tener dinero que tener bosques y que vende los ríos para que inmersas fábricas de exterminio produzcan niños esclavos y fabriquen juguetes con plomo.

Y si no hay olas, en el aire flota el perfume del viento que ya trae la sonrisa cargada de tormenta, porque esa bestia quiere que se nos olvide algo que se nos despertó y que se levantó con nosotros la última vez que morimos por ella:

La claridad con la que supimos que la bestia va a preferir tener el dinero que a nosotros y que el sistema financiero prefiere un montón de coches nuevos que los seres vivos del planeta… Nuestro Planeta

Por eso quedo de ustedes a la espera de nosotros, porque quiero que me inviten a quemar el pasaporte en la plaza real de cada ciudad, de cada bosque, de cada palmito de terreno de éste mundo, sólo que esta vez, en lugar de concierto, va haber revolución.

Y tendremos la música y todos los bailes necesarios, empezando por ese mar que de espejo se rompe en tormenta.
















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