martes, 8 de febrero de 2011

Nadie

hoy he muerto en las trincheras de la esperanza,

con mi espada mordiendo mi espalda,

asomado apena por el vital agujero de conejo,

cuando Alicia se me escapa,


he renacido en el aliento violeta del mar de los arrecifes,

socavando el oleaje del canto de las sirenas,

he naufragado en la arena, laberintos de sol y luna,

pupilas inundadas de prismas de colores,

del resto del agua con sal,

de la sed que se apaga en el reloj de arena,


camine por el tiempo,

flotando sobre la piedra angular de los cementerios de las oficinas,

navegue por los ríos carmín del bosque de las fabricas,

una vez que estuve ahí, les he llamado, 'mi nombre es nadie

y nadie me dicen mis hermanos, mis padres y mis compañeros todos'


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