miércoles, 10 de noviembre de 2010

El laberinto de la Revolución

Me he quedado tranquilo,
entregado al fuego de la mirada,
que vive en medio del laberinto,

He buscado por miles de años,
los que han pasado desde que te vi,
sentada al borde del río,

Hoy me he visto sonriendo en el espejo,
atrapado por mis tormentas,
en las que siempre me dispongo a navegar,
siempre que encuentre el tesoro,
de la promesa del canto de las sirenas,
cerca de los arrecifes de coral...

he muerto tantas veces,
que he reencarnado en tantos monstruos,
cada vez más feroces, más sutiles,
que hoy cuando muero ya no suspiro,
sólo se que en el cementerio,
me he encontrado con mi espejo...

Sé que tranquilidad no predico,
ni la sosiega calma de las tardes de domingo,
Mis garras son las de la luna,
mi aullido es el lejano grito de mis ancestros,

he renacido tantas veces,
que he muerto en los niños que me habitan,
cada vez más furiosos, más elegantes...
que hoy, cuando vivo, ya no descanso en paz,
sé que en el espejo,
he encontrado el día de mi destino...

Mi sacerdocio es el púlpito del barco,
mi predica la voz del profeta que clama,
en el templo del Dios de las Tormentas,
a brazos de la tempestad,
intento cobijar los sueños,
en los brazos de tu tormenta,
intento calentar el futuro de mis huesos,

¿no queréis venir conmigo?

a buscarle los píes al viento,
a pararle el seco a las dictaduras,
a arrasar las oficinas de los millonarios,
a que nos gobierne el ojo del huracán...

Te he revivido tantas veces,
que ahora cuando me sueño,
me sueño con vos,
querido Laberinto
de la Revolución

1 comentario:

  1. qué introspectivo... es una buena serie de cuestionamientos a ti mismo. también de afirmaciones. lo que es conocerse ya un poco más, ¿no?

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