lunes, 3 de enero de 2011

La faena del viento

Me ha sorprendido el sol en la media noche de mi cuarto,
los francotiradores de la tristeza,

hacen flanco en el flanco de mi melancolía,
ya mi aullido es largo para mi voluntad de viento,

la batalla que pregunta por mi...


he caído tantas veces como el paso que sigue a mis pasos detrás,
que ahora cuando me hieren me reinvento

en las miradas más profundas, más rabiosas...

Mi barco se ha estrellado una y otra vez,
sobre los arrecifes de la playa de la esperanza,
he naufragado antes de desembarcar en el arcoiris de la luz,
me aferro a un salvavidas,

a la cota de malla que cubre y salva,
a la posada de mi corazón,

que ahora cuando navego,
no floto ni marcho sin armadura ni espada,
ni lejos de la gaita que cubre mis retiradas

La bestia me sonríe,
con labios morados de asfixia me seduce,
con las manos afiladas de miedo,
las pestañas largas de las telarañas,
me susurra que no voy a salir con vida,
con mi aliento he limpiado el mándala del espejo,

con mi voluntad de viento,
dejé caer las telarañas de mis sueños

Quizá por eso Ícaro habita en mi corazón,
como el Minotauro habita en mi espejo,
quizá por eso mi musa es el barco que sigue al canto de las sirenas,
en la esperanza de descansar en los arrecifes de coral,
mi canto es la faena de sembrar vientos,
para cosechar la tormenta.

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